Amaneció ayer el penúltimo Pleno del año en el Palacio de Cibeles con pinganillos/auriculares en las orejas de algún que otro edil. Con intensos goteos de miradas hacia los teléfonos móviles. Y, también, con algún que otro paseo prolongado por el patio de la Galería de Cristal. Y es que, el amanecer de la sesión coincidió con la comparecencia del secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, en una de las salas de la Asamblea regional. A apenas 10 kilómetros de allí.
No perdió ripio de la citada intervención el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, con el auricular bien ceñido. Y, durante unos minutos, desapareció de su asiento para atender el teléfono la socialista Enma López, protagonista involuntaria de la catarsis que se vive en estos días en el PSOE-M. Porque su nombre ha entrado en las quinielas para un posible relevo de un Lobato que se niega a dimitir, y que admite la gravedad de lo sucedido: «Si lo que se me dijo en los whatsapps no fuera cierto, sería bastante grave». Así que, durante la sesión hubo toda suerte de guiños, pellizcos y gestos al respecto. Pero también, como era de esperar, sobre Aldama, Koldo, Ábalos, Begoña Gómez... incluso Íñigo Errejón.
«Señora López, bienvenida al pleno. Ha estado usted muy ocupada durante la mañana», lanzaba con acidez la vicealcaldesa, Inma Sanz, a la número dos socialista en el Consistorio. «La señora López Araújo se encontraba fuera cuando usted estaba dentro; tenga cuidado no vaya a ser al revés el próximo fin de semana», espetaba Almeida a Reyes Maroto, a propósito del congreso del PSOE en Sevilla. «He escuchado la mejor descripción del sanchismo: nos quieren hacer parecer malos a los que no han hecho las cosas mal. Es obvio que Reyes Maroto está amortizada. Usted va a salir de ese banco con cierta rapidez, tenga cuidado no sea en dirección al banquillo», abundaba el regidor.
La portavoz socialista y ex ministra de Sánchez no tuvo reparos en pronunciarse sobre lo ocurrido en torno a Lobato, su secretario regional. «Yo no hubiera hecho las cosas así; hay que explicarse de dentro hacia fuera y no como lo hizo. Necesita una cuestión de confianza y para eso tiene que convocar cuanto antes la comisión ejecutiva regional. Tiene que dar explicaciones a los militantes», proclamaba Maroto.
Rita y el tendedero
En el cargador también había dardos, bastante envenenados, por cierto, para Rita Maestre (Más Madrid), que, en la antesala del Pleno, trató de redirigir el debate hacia Ayuso. «Ese caso sigue vigente y se tiene que dilucidar en los juzgados».
Pero Rita fue blanco popular por partida doble. Por el caso Errejón y por su silencio en la presunta corrupción alrededor del Gobierno de Sánchez. «¡Váyase de la política, señora Maestre!», arrojó Almeida, parafraseando al ex presidente Aznar, en su disputa con Felipe. «Ha encubierto a Errejón y se ha victimizado. Se ha puesto por delante de las víctimas. Ustedes, además, forman parte de la trama de Sánchez», añadía, antes de referirse a ese famoso tendedero que tanto está dando que hablar tras su paso por El Hormiguero: «Hay más dignidad en los hombres que quitamos tendederos que en quienes cubren a Errejón».
Y con un ojo (y una oreja) sobre Lobato transcurrió la penúltima sesión del año. Está por ver si para el próximo Pleno sigue en su sitio.